dimarts, 1 de novembre del 2011

In Ciudad Perdida y Machete Pelao

Después de unos días de relax en las playas de Tayrona, empezamos el tour/treking hasta la Ciudad Perdida de los Tayrona, también llamada Teyuna.

El tour es bastante hardcore. Son 6 días de caminata de entre 4 y 7 horas diarias, 100% subidas y bajadas. Esta gente no sabe lo que es un camino plano?? Y cuando digo subidas son... subidas de verdad, como del 30% o más.

El treking fué muy especial, tanto por el paisaje y el destino, como por la compañía de Cedric "el Chamán" (suizo de padre catalan) y Nick "el Comilón" (inglés), como de los guías Jose (alias el Mono) y sobretodo Miguel (alias Chirrete o Cantinalhombro). También por todo lo que nos pasó, entre otras cosas vimos 5 serpientes mortales : 2 serpientes mapaná (si te pica en 24h estás muerto), una culebra rabia amarilla, una culebra pudridora y una serpiente coral (alias 7 pasos, que es lo que tardas en morir)... y eso que Cris le tiene terror a las serpientes... Murphy...

El primer día, y después de una hora en 4x4 por caminos de cabra, llegamos al pueblo de salida que se llama Machete Pelao... jajaja cómo no! El pueblo en realidad se llamaba Mamey, pero le llaman Machete Pelao (o Machete) porque hace unos años (no tantos) sus habitantes resolvían todos los problemas a Machete... problemas como visitantes que no conocían. Hace 15 años toda la zona del Parque Nacional Sierra Nevada de Santa Marta era zona coquera (donde plantaban coca, vaya). Machete Pelao es un pueblo muy curioso, es el típico pueblo que te imaginas en una peli de narcos colombianos en medio de la montaña: una sola calle asfaltada pero sin ningun coche, algunas gallinas, algún perro tumbado a la sombra, algún niño jugando medio desnudo en la calle, algunos jóvenes jugando al billar con música regetón a tope... yo no ví a nadie currando (ni estresado). Por cierto, no hace tantos años había paramilitares y guerrilla correteando y pegándose tiros por allí, aunque ahora en teoría está controlado por el ejército y es "seguro".

A partir de Machete Pelao, ya no pasan los 4x4 y toca empezar el treking, y para ponernos suavecitos, se empieza con un subidón de 1'30h como del 30% mínimo que la llaman la "amansa guapos".



Esa noche (y la última) dormimos en las cabañas de Donde Alfredo en hamacas con mosquitera casi al aire libre. Antes de dormir, al guía no se le ocurre nada más que avisarnos de que vigilemos las cosas porque hay "mucho amigo de lo ageno", y claro, lo que tenía que pasar... pasó. A media noche, y con oscuridad absoluta, Cris me despierta totalmente aterrada diciéndome que hay alguien en las hamacas y que le han tocado la hamaca para ver si había alguien, y al decirme eso yo también noto un movimiento a mi lado, un ruido como de bufido y veo una linterna. Tal pánico tenía Cris que no podía ni salir de la hamaca ni casi hablar. Con lo que nos había dicho el guía, la explicación era clara : ladrones buscando robarnos las bolsas o algo peor!... como Cris no podía ni moverse del miedo, cogí la linterna y fuí a investigar (algo cagado de miedo), y al final ví que había un buey rondando por allí y que el muy cabrón había entrado donde las hamacas... pero... y la linterna que ví? de quien era?  No pudimos dormir el resto de la noche escuchando los mil ruidos de la selva y otra vez la linterna que se encendía de vez en cuando... hasta dormimos los dos en la misma hamaca :-). Al final, al día siguiente nos explicaron que había sido un mozo de la casa que iba vigilando para que el buey no volviera a entrar... que cabrones... podrían haber avisado!!! nosotros ya nos imaginábamos troceados a machete!

En Donde Alfredo conocimos a su hermano Don Elibardo, un señor campesino o más bien terrateniente muy culto y muy interesante, que nos explicó que vivía sólo y que tenía 3 hectáreas de terreno, donde antes había cultivado marihuana (3 hectareas son casi 3 campos de futbol de maría) y luego coca, y que ahora se había pasado al café. El hombre lo explicaba como si fuera normal, como quien planta patatas o lechugas...

El resto de los días el treking fué algo menos duro, aunque cruzamos varios ríos (algunos en cable y otros a pié badeando con agua hasta la cintura), acantilados, selva, vimos serpientes mortales, etc. La verdad es que es algo peligroso y tiene ciertos riesgos, no es un Camino de Santiago, vaya.




Tambien pasamos varios poblados indígenas (indígenas de los de verdad, de la etnia Kogui, con tradiciones ancestrales muy curiosas como el Poporo).

El cuarto día llegamos por fin a la Ciudad Perdida (alias Teyuna, Ciudad Mosquito o Infierno Verde), re-descubierta por los huaqueros (saqueadores de tumbas y buscadores de oro) y ahora protegida por el ejército Colombiano... pero antes nos esperaban todavía 1800 escaleras abruptas de la leche. Eso sí, una vez arriba es espectacular... no es el Machu Pichu en cuanto a complejo arquitectónico, pero es también muy bonito por el color verde de todo el complejo, por su frondosidad (las ruinas están redeadas de jungla) y por lo difícil de llegar allà.


  
  

La última noche... cómo no... destapamos unas botellas de Ron Colombiano y nos pegamos unas buenas risas con los compañeros (amigos!) de viaje y con los guías.

Para mí la vuelta fué un poco jodidilla, el penúltimo día, al ayudar a Cris a cruzar un riachuelo, mi rodilla mala dijo "basta!" con un crec, con lo que tuve que utilizar la buena el resto del día (todo subidas), y al final me casqué también la buena... no os explicaré el último día cuando tuve que deshacer la "amansa guapos" pero en bajada...

Conclusión: el treking espectacular, aunque para hacerlo sólo una vez en la vida... muy duro como para disfrutar el camino.


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